domingo, 19 de diciembre de 2004

Resumen del Intensivo sobre "Anima Mundi & Astrología"

Resumen del Intensivo sobre "Anima Mundi & Astrología"

El sábado 18 de diciembre tuvo lugar el intensivo anunciado. Si bien la idea original era tratar una diversidad de temas, el tiempo pasó con rapidez y sólo se pudieron tratar con algún detenimiento los siguientes puntos:

1) la idea de Anima Mundi (o "Alma del mundo") entendida no "espiritualmente" o metafísicamente (como una "emanación espiritual" que envuelve al mundo o como una "fuerza" que lo penetra) sino imaginalmente, siguiendo las reflexiones de James Hillman: "imaginemos el anima mundi como esa chispa, esa imagen creadora que se presenta en su forma visible a través de todas las cosas. El anima mundi indica entonces las posibilidades animadas que presenta cada suceso tal como es, en su presentación sensible como un rostro que revela su imagen interior; en suma, su disponibilidad para la imaginación, su presencia como realidad psíquica.... El mundo se presenta con formas, colores, atmósferas, estructuras: un despliegue de formas que se muestran a sí mismas. Todas las cosas tienen un rostro, y el mundo no es sólo un conjunto de signos codificados que hay que descifrar, sino también una fisonomía que hay que contemplar" (El pensamiento del corazón )
Alrededor de este tema, tratamos la correspondencia entre "subjetivización de la psique" (la convicción de que lo psíquico es estrictamente personal, íntimo y humano) y la aparición del mundo como sistema "muerto" de objetos: "Esta visión no sólo mata las cosas, al considerarlas muertas, sino que nos encierra en esa angosta celda que es el yo. " (ib)
De allí a la noción de psique no como "subjetividad" sino "mostración imaginativa": "cada suceso concreto -incluidos nosotros, seres humanos con pensamientos, sentimientos e intenciones invisibles- revela un alma en su manifestación imaginativa. Nuestra subjetividad humana aparece también en nuestra manifestación" (ib)

La noción de "aisthesis" como sensibilidad y unión de sentido e imaginación. La respuesta "estética" como reconocimiento imaginativo, como respuesta "sensual" a la imagen. El concepto antiguo de "notitia": notar, anotar, la captación de la imagen en el hecho.
Así, todo suceso arraiga en la imaginación, y el anima mundi se revela cuando se produce "el regreso" de los hechos, las cosas, los acontecimientos, a sus raíces imaginales. Plotino y la "epistrophé" (o conversión).

La noción de "alma" y la noción de "mundo" van a la par, por lo que una determinada "comprensión" de lo que sea el alma (psique) va acompañada en el mismo hecho de una "comprensión" de lo que sea el mundo, y viceversa. El reconocimiento del alma del mundo va a a la par de un redescubrimiento del alma como imaginación y de su conexión con "los dioses". Es así que el mito, como el relato de la interacción entre los dioses y los hombres, está presente en la estructura de toda narración anímica. El peligro de la literalización como la separación (opuesto a epistrophé) de los "hechos" y sus "imágenes".

2) La astrología, entendida no como ciencia ni como descripción puntual de "acontecimientos" externos (o sea, como literalidad), sino como contenedor imaginativo de los dioses: los planetas y los signos entendidos por tanto como portadores de motivos míticos. Las imágenes astrológicas
son así arquetipales: originales, "arcaicas" en tanto posibilitan la conexión entre los hechos y sus "arkhai" (raices, origenes) imaginativas.
Por lo tanto la astrología ofrece un discurso que no habla ni de sujetos ni de objetos, ni de hechos ni de acontecimientos "objetivos", sino de la íntima ligazón entre los hechos y los acontecimientos con los dioses, con la "otra mitad invisible" a la que aludía Parecelso.


3) La comprensión del tema natal como "el mito" que configura no sólo el destino personal, sino la íntima conexión de la persona con el mundo (animado) y los dioses.
Ejemplos: el planeta o la configuración astrológica fundamental, y el tipo de "narración" que constituye no lo sólo la existencia personal, sino la relación personal con el mundo (y los dioses).
El reconocimiento de "los dioses" no es así un acto de mera contemplación, sino que viene con una exigencia, con una propuesta y con un destino.